HISTORIA
DE NUESTRO PADRE JESÚS.
La
imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en Albuñuelas siempre ha
tenido una gran devoción, incluso más que el propio patrón San
Sebastián, el motivo es una vinculación total, que desde
generaciones pasadas se hizo a la sagrada imagen y que redundó en
una unión total con cada fiel. El origen de dicha unión fueron los
milagros que la imagen ha ido realizando a lo largo de los años y
que la han hecho merecedora de un fervor muy intenso.
Hay
bastantes momentos en los que se expresa esa intensísima unión con
una imagen tan querida, venerada y tan recurrente. Uno de estos
momentos es cuando las mocitas se dejaban largos cabellos, se los
cortaban y donaban para hacerle pelucas. En la actualidad tiene una
de pelo natural y otra de sintético. Los motivos son varios.
En
primer lugar, las muchachas que regalaban su pelo lo hacían por
orgullo, el orgullo de la familia, el orgullo ante la sociedad, el
orgullo para con la sagrada imagen. Era un grandísimo orgullo saber
que cuando Nuestro Padre Jesús Nazareno salía a la calle lo hacía
con una parte pequeña de ti, era una forma de vincularte a lo que
representaba, era también, una forma de dar gracias por la gracia
recibida o implorarla.
En
segundo lugar, la tradición familiar se afianzaba sobre la sagrada
imagen, era el centro de la vida de la persona, se la tenía en gran
estima y se la veneraba con respeto, constancia y amor. Se acudía en
tiempo de sequia extrema, cuando había peligros, etc., era una
imagen a la que implorar para alejar todo peligro físico o
espiritual. Siempre se le tenía en los labios, se le invocaba
persistentemente generando una especial vinculación paterno-filial.
En
tercer lugar, porque era costumbre ponerle pelo, al igual que posee
la barba tallada la costumbre es ponerle pelo. Es una costumbre
impuesta por el autor de la talla, así aumenta el impacto que
recibes al observarte en sus ojos morenos, en ver su sufrimiento
interno-externo, en observar que va vestido, etc., es pues, una
hombre ante los ojos de quien lo observa.
En
la actualidad sigue formando parte de los emblemas propios de los
albuñolenses, se ha convertido en una seña de identidad. Aunque su
culto ha decaído, ha decaído porque han caído los efectivos
demográficos. Antaño los hombres eran quienes impulsaban su
devoción, los pater familiae eran quienes introducían en el núcleo
familiar las prácticas religiosas, sobre todo si estaban vinculados
o insertos en alguna asociación confraternal. Era cuando se
“respiraba” el sentimiento religioso.
El
actual laicismo y la semi descristianización de la sociedad han
provocado que decayesen algunos cultos en el olvido, aunque en el
caso del nazareno bien es cierto que hay fases, es decir, si nos
acercamos durante la Semana Santa, o las fiestas de agosto, que es
cuando sale la imagen, observamos que sigue teniendo un poder de
convocatoria y de atracción impresionante, sobre todo porque es una
figura que está muy metida en la médula albuñolense y que se
afianza con el rescate de algunas prácticas como envolver a los
niños en su manto, es pues, una costumbre que empieza a generarse y
que a su vez genera nuevos vínculos devocionales.
La
Iglesia de las Albuñuelas, en la época del Ilustrísimo Arzobispo
Don Francisco de Perea y Porras.
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Como ya se mencionó en la otra etapa, la iglesia acabó derribándose en el año 1683. Y rápidamente se comenzó la construcción de una nueva iglesia, donde se pudieran celebrar los cultos religiosos. Pero antes de empezar a hablar de esta nueva etapa, señalar que hay pocos documentos referentes a la construcción de ésta, y los pocos que encontramos hacen referencia a la época del Ilustrísimo Arzobispo Don Francisco de Perea y Porras. Por lo que para explicar esta etapa nos basaremos en los documentos de la época del Arzobispo. Sobretodo en los cuatro documentos más importantes que hacen referencia a la Iglesia. Entre punto y punto se hará una especie de síntesis. |
El
primer documento que
hace referencia a la iglesia, está fechado el 29 de septiembre del
año 1715, fecha en la que llegó al pueblo la Imagen de Ntro. Padre
Jesús:
El
29 de septiembre del año 1715, en tiempos del Ilustrísimo Arzobispo
Francisco de Perea y Porras, se trajo a esta iglesia el
simulacro de la imagen de Jesús
Nazareno (...)
Por
lo que se da a entender que ya había una nueva iglesia, en la que
poder llevar a cabo las funciones litúrgicas, por lo que su fecha de
construcción bailaría entre el último cuarto del siglo XVII y
principios del XVIII.
El
segundo documento fechado
en el año 1724, habla de la construcción de un nuevo templo
parroquial, en el 1721.
El
día 22 de octubre de 1724 se cayó la torre de la iglesia y mucha
parte de la capilla mayor de la iglesia parroquial que en ese tiempo
se estaba haciendo por orden del Istmo Señor, mi Señor D. Francisco
de Perea y Porras, arzobispo de Granada quien puso
la primera piedra en los cimientos de dicha iglesia el día de
Ntro. Padre
San Francisco de Asís del año 1721 y
estando ya lo restante de la iglesia acabado y la torre para hacer el
suelo de las campanas, falsas por los cimientos de la
dicha torre y habiendo estado toda la semana trabajando el maestro
Gabriel de Arévalo con más de 20 oficiales quiso Dios Ntro. Padre
que se cayese en domingo, en tiempo que no ofendió a nadie, eso fue
un gran milagro (…).
Este
documento, pone de prueba que el arzobispo mandó construir una nueva
iglesia, aunque también pudiera ser que realizara una remodelación
a la ya existente, y para magnificar mucho más su obra, se
escribiera que mandara construir una nueva iglesia parroquial.
El
tercer documento que
encontramos referencia al binomio iglesia arzobispo, lo encontramos
en un inventario fechado en de Albuñuelas, 11-Agosto-1727, en el que
encontramos la siguiente cita.
(…) se
hizo a expensas del Ilustrísimo arzobispo como el haber dedicado
toda esta iglesia parroquial que de todo estaba muy derrotada y hoy
se ve con la hermosura y curiosidad que tiene.
Aquí
se menciona, que la iglesia estaba muy derrotada, pero no se aclara,
si la llegó a construir o no.
Y el
cuarto documento que
hace mención al binomio Iglesia-Arzobispo, aparece en su partida de
defunción que se guarda en el archivo parroquial. En ella, se puede
leer:
(…) Hermoseo
a su costa con bellísimos retablos, exquisitas pinturas y otros
adornos la Iglesia Parroquial de dicho lugar, que fue su oriente y su
ocaso.
Una
vez señalados los documentos, podemos pensar que tras el derribo de
la primitiva iglesia, se procedió a la construcción de un nuevo
templo mucho más pequeño y provisional. Así este carácter
provisional, haría que en la 2ª década del siglo XVIII,
el Ilustrísimo
Arzobispo Don Francisco de Perea y Porras,
mandara la construcción de un templo. Este templo era de tres naves,
siendo la nave central, mayor que las laterales, y al igual que su
antecesor con capilla mayor separada del resto del cuerpo. Con
campanario adosado a un lado y sacristía. En lo referente a la
decoración interior, podemos comprobar, con respecto al templo
anterior, que éste estaba decorado con retablos y altares de mayor
lujo. Y todo a expensas de los caudales de la Familia Perea y Porras.
Así queda recogido en el inventario, fechado
el 11 de agosto de 1727.
Altar
Mayor.
Hay
en el altar mayor un retablo de talla nuevo con un lienzo del
Salvador, otro de San Francisco de Asís, otro de San Francisco de
Paula, otro de San Francisco de Sales, otro de San Francisco Xavier,
otro de San Francisco de Borja y otro de San Francisco Solano, que
dio el Ilustrísimo arzobispo Señor Don Francisco de Perea y Porras
y se hizo a expensas del Ilustrísimo arzobispo como el haber
dedicado toda esta iglesia parroquial que de todo estaba muy
derrotada y hoy se ve con la hermosura y curiosidad que tiene.
Iluminado con lámpara de plata, del techo cuelgan dos arañas que
iluminan el templo.
Altar
de Ntra. Señora del Rosario.
En
el altar de Ntra. Señora del Rosario, hay otro retablo de talla
dorada y estofado muy hermoso, con la imagen de talla de la Santísima
Señora con su hijo en los brazos y en el último cuerpo del retablo
tiene un lienzo de la sagrada familia, Jesús, María y José, que
dio y se hizo a
expensas y limosna de Dª María Melguizo Porras y Guzmán, madre del
Señor Ilustrísimo Don Francisco de Perea Arzobispo de Granada, como
también diera y costeara todo el retablo.
Iluminada con lámpara de plata. Cerca del retablo se encuentra la
pila bautismal.
Altar
de Ntro. Padre Jesús Nazareno.
En
el altar de Ntro. Padre Jesús Nazareno, hay otro retablo del
mismo modo que el de Ntra. Señora del Rosario que dio
y costeó el caudal del Ilustrísimo Señor Don Juan de Perea
padre del Señor Ilustrísimo Don Francisco de Perea Arzobispo de
Granada, tiene
en su nicho una imagen de Jesús Nazareno, vestido a costa de los
vecinos con una túnica de felpa morada con encajes de plata, otra
debajo de tafetán doble dorado y encajes para el cuello y
bocamangas con cordones de hilo de oro de talla muy devoto entre
el pueblo (traído
el 29 de septiembre del año 1715)
y en el último cuerpo tiene un lienzo de Ntra. Señora de las
Angustias. Iluminada con lámpara de plata.
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Altar
y capilla del Santísimo San Francisco de Asís.
Esta
capilla se edificó y costeó el Señor Ilustrísimo Don Francisco de
Perea Arzobispo de Granada, a expensas suyas. Dio el patronato a su
hermano el Señor Don Antonio de Perea y Porras y a los que probaran
ser de la línea de estos ilustrísimos Señores y a falta de ellos
el beneficiario que fuera de esta Iglesia.
Apuntado
en el margen izquierdo ‘’ Esta capilla se edificó y
compuso a expensas de los caudales que para ello dejaron el
Ilustrísimo Señor Don Juan de Perea y Porras canónigo magistral de
Cuenca y el Señor Don José Tomás de Perea inquisidor de Ganada,
hermanos ambos del Señor Ilustrísimo Don Francisco de Perea
Arzobispo de Granada.’’
Tiene
esta capilla un lienzo con marco dorado de San Francisco de Asís,
otro de Jesús Nazareno muy hermoso, otro del Santo. Cristo de Burgos
del mismo tamaño. También tiene una cruz con un cristo de marfil.
La capilla queda cerrada con una reja de hierro dada de color verde
con su llave que todo esto lo dio el Señor Ilustrísimo Don
Francisco de Perea Arzobispo de Granada. La capilla está enlosada de
azulejos. (…) Repartidos por la iglesia se encuentran los mismos
santos que había, en la anterior.
Como se ha podido
comprobar, la historia de la Iglesia de Albuñuelas, en el primer
cuarto del siglo XVIII, ha ido unida al nombre del Ilustrísimo
Arzobispo Don Francisco de Perea y Porras. A
pesar de su esfuerzo, de dotar al pueblo de una nueva
iglesia, el uso de ésta fue efímero. Pues como podemos comprobar
en el diccionario de Pascual Madoz fechado en 1845, la iglesia se
encontraba arruinada. Trasladándose a la iglesia del exclaustrado
convento de Ntra. Señora de las Angustias, construida en 1742, de
la cual hablaremos en el siguiente apartado, La Iglesia
de las Albuñuelas, el paso de iglesia conventual a
parroquial.
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Aún
así contamos con testimonios gráficos, realizados en enero de 1885,
de la torre de la iglesia y parte de los muros.
Una de las caracteristicas más revelante de nuestro Padre Jesús Nazareno, es que cuando llega la cuaresma, semana Santa la cara se le pone más morada, más oscura debido a lo que le espera, al sufrimiento, al dolor, "es un milagro que tiene esta imagen." Cuando finaliza este tiempo la cara vuelve ha ponerse normal, y durante el año la mantiene bién.
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